Por: LOZANO CORTES TILLI JAEM
2016-05-15
LA EDUCACIÒN ENCIERRA UN TESORO
La educación es el fundamento verdadero de la felicidad.
Simòn Bolivar
A partir de la lectura “La educación encierra un tesoro” de Jacques Delors, se logra reafirmar el papel relevante y determinante de la educación en la construcción de un mundo mejor. Es desde la escuela, y a partir de ella que la “sociedad humana universal” puede llegar al único e indiscutible fin que subyace en un proceso de formación verdadero “ALCANZAR LA FELICIDAD“. Por esto quiero centrarme en los cuatro pilares de Delors, sobre los cuales debe soportarse la educación del siglo XXI, y los que he pretendido abordar desde el contexto educativo local:
PILAR 1 APRENDER A CONOCER,
Infortunadamente para los dirigentes locales,( quienes por cierto, establecen de manera errada una relación directamente proporcional: a mayor número de asignaturas orientadas en el aula de clase, mayor adquisición y construcción de conocimiento); el aprender a conocer se dará solo a partir de la recepción de cantidad y no de calidad. Esta situación genera que día tras día nuestros escolares se vean atestados con una cantidad de espacios académicos, carentes de toda profundidad y utilidad para el contexto en el que ellos actualmente se desenvuelven. Se asume de manera equivoca, que es necesario que un niño reciba una formación académica en el mayor número de áreas posibles, sin detenerse a reflexionar sobre la real funcionalidad de cada una de estas en la vida diaria del educando. Por esto no resulta difícil encontrar en el pensum de algunas instituciones educativas un cúmulo de 15 y hasta veinte disciplinas diferentes, que ciertamente, se trabajan durante el año lectivo, pero de una manera efímera, poco profunda y de bastante superficialidad. Se hace entonces necesario reevaluar el gran número de áreas impartidas en los centros educativos, centrándose y prestando más atención a la eficacia que a la cuantía.
PILAR 2 APRENDER A HACER
En este punto, es de anotar que debido al inexacto enfoque que se tiene del primer pilar, el joven que culmina sus estudios, y quien se presupone, se ha formado en determinada disciplina, no posee la competencia necesaria para desenvolverse en las diferentes experiencias y situaciones a las que lo enfrenta, no solo el mundo laboral sino el contexto social, económico y cultural. Seguramente la persona posee ciertos conocimientos que han sido impartidos por el claustro educativo, pero este último, no se ha preocupado por desarrollarlos de manera contextualizada, lo que provoca que al enfrentarse el joven a una situación real, carezca de las herramientas necesarias para ser competente en su área de formación. Permítanme enunciar en este momento, mi experiencia personal respecto a la formación en lenguas que recibí durante mi paso por la universidad. Una formación centrada en la adquisición de un segundo idioma, y abordada desde las cuatro habilidades requeridas (leer, hablar, escribir y escuchar). Sin embargo, al momento de hacer efectiva la competencia, y no me estoy refiriendo, a la situación de orientar inglés en un aula de clase, sino de involucrarme con una cultura nativa del idioma, en la que la realidad del contexto supera la realidad del aula de enseñanza, el no ser competente generó, no solo una comunicación de desaciertos y poco asertiva, sino sensaciones de inseguridad, temor y sobre todo de inconformismo personal y profesional.
PILAR 3 APRENDER A VIVIR JUNTOS
En lo referente a este tercer pilar, es de resaltar que la escuela se esfuerza por establecer estrategias que propendan por la resolución de conflictos, que conlleven a la sana convivencia y al aprender a vivir con la diferencia. Sin embargo no se puede desconocer, el notable aporte que la familia forja en la construcción y fraguado de este cimiento. Es determinante entonces, que en este aspecto, se cree un tejido escuela y familia, donde el uno complemente y fortalezca al otro. Un entramado donde el respeto hacia lo desemejante y hacia lo distinto, se genere desde el núcleo familiar. Solo hasta que ese vínculo entre familia-escuela sea casi indisoluble, podremos lograr formar a un individuo capaz de reconocerse a sí mismo a partir del otro.
PILAR 4 APRENDER A SER
Por último, el de mayor importancia en mi concepto, APRENDER A SER. La escuela debe ser el iniciador para que el niño se reconozca a si mismo desde sus potencialidades y sus limitaciones. Sin embargo, y desafortunadamente, los centros educativos pretender masificar a los individuos, que fructifiquen de formas similares, confundiendo de manera catastrófica las nociones de igualdad y equidad. El no asumir a nuestros niños como seres humanos con distintas capacidades y aptitudes, aviva en el aula un ambiente de frustración, y en algunos de los casos de resentimiento hacia el otro. Resulta importante destacar que la diversidad desde el principio de igualdad es la clave de la equidad educativa.
En conclusión, mientras los sistemas educativos no se constituyan en instituciones enfocadas al desarrollo y fortalecimiento de estos cuatro pilares, la sociedad no hará efectiva ni cumplirá con su función primordial en la vida del ser humano, y mencionada en el inicio de esta reflexión ALCANZAR LA FELICIDAD .
TILLI JAEM LOZANO CORTES
Por:
2015-05-29
ESTIMADOS DOCENTES Y COMPAÑEROS DE BASICA PRIMARIA, POR FAVOR SUBIR LAS NOTAS FALTANTES DE EMPRENDIMIENTO Y CATEDRA PARA LA PAZ DE TODOS SUS ALUMNOS AL IGUAL LAS FALTANTES EN SECUNDARIA Y MEDIA ACADEMICA, LA PATAFORMA SE CIERRA EL DOMINGO 31 A LAS 12 DE LA NOCHE.
CORDIALMENTE
LUIS EDUARDO DIAZ BOCANEGRA
Por: LOZANO CORTES TILLI JAEM
2017-10-06
De los formatos virtuales y algo más.
Antes de lanzarme a emitir un juicio frente a la función evolutiva o involutiva que los formatos textuales como el chateo, las redes sociales, los vídeo juegos, los foros, los libros electrónicos entre otros medios de lectura virtual, pueden jugar en el proceso lector del estudiante, veo la necesidad de abordar dos aspectos de gran relevancia: contextualización del aprendizaje, formación de pensamiento crítico en el estudiante.
En primera instancia y centrándome en el área que atañe a mi formación (inglés), podría aseverar que el uso de cada uno de los formatos textuales mencionados anteriormente juegan un papel de gran relevancia en la adquisición de una lengua extranjera y específicamente en el proceso lecto-escritural de la misma. Hoy por hoy el internet ofrece una serie de ayudas que complementan y fortalecen el trabajo que desde el aula de idiomas el docente brinda; es claro que en las redes sociales el joven interactúa con hablantes nativos, ganando un vocabulario coloquial que difícilmente puede contextualizarse en el salón de lengua. De igual forma, el uso de libros electrónicos constituyen una fuente inimaginable de lectura, que de manera tácita van dando forma en el estudiante al conocimiento gramatical, de por si tedioso para la mayoría de muchachos, pero que enmarcado desde una perspectiva global omite procesos repetitivos y de mecánico aprendizaje.
En segundo lugar, y si bien no se puede desconocer la importancia de estos formatos, es clave la formación crítica que el docente debe orientar desde su espacio académico. Sería un tanto utópico pretender aislar al estudiante de toda una realidad virtual que segundo a segundo lo “bombardea”, lo seduce, haciéndole sentir, aunque yo preferiría decir, haciéndole creer que tiene el mundo en sus manos, que basta con un click para dar rienda suelta a sus más intrínsecos anhelos, que tan solo con un leve movimiento de su dedo índice, la información más laxa hasta la más compleja puede ser suya. No se puede desconocer el poder de seducción de lo virtual. De ahí el trabajo ardúo que como docentes tenemos; nuestro compromiso primordial, antes que el conocimiento específico del área, es la formación en el discernimiento, formar jóvenes capaces de discriminar el tipo de información, capaces de extraer lo realmente valioso y enriquecedor, estudiantes que no se dejen arrastrar por las mareas de la virtualidad. Enseñarlos a disfrutar de ese amplio mar de conocimiento, oportunidades y aventura ilimitada sin perder el rumbo de su velero, evitando que este naufrague. Pero cómo lograr esto? Parecería una lucha entre David y Goliat, donde obviamente el docente inicia siendo David. Como docentes debemos orientar al joven en la lectura de textos representativos, en la importancia de relacionarnos con temáticas que fortalezcan la formación académica e intelectual y por ende el proceso lecto-escritural. Permitirles descubrir el gusto por una buena lectura digital, brindándoles la webgrafía apropiada. Acompañarlos en el proceso, no desconociendo el valor de lo on –line , pero si resaltando el valor superior de lo on- site .
Finalmente, no podría inclinarme totalmente por el papel evolutivo de los formatos mencionados en un comienzo, como tampoco asumir que su función ha sido contraria. Simplemente cabría afirmar que este aspecto es relativo y depende de factores como los mencionados anteriormente. No podemos de forma tajante asignarle un apelativo de carácter benéfico o malicioso a la cuestión on line , más bien, me inclinaría por reflexionar frente a nuestro rol como guías de jóvenes que requieren de una formación lecto-escritural real, verdadera y eficaz. , una formación a partir del ejemplo.
Esp. TILLI JAEM LOZANO CORTÉS
Por: LOZANO CORTES TILLI JAEM
2015-05-21
LA DIMENSIÒN AFECTIVA EN EL PROCESO ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto.
Aristòteles
Múltiples son los factores que convergen en el vasto espacio del quehacer cotidiano del maestro, ese, en el que diariamente se desarrolla la praxis del docente; y que sin duda alguna es parte crucial en el óptimo desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Considerar las dimensiones de orden cognitivo y social de los sujetos activos del proceso en cuestión, son sin duda determinantes, sin embargo en ocasiones dejamos de lado una dimensión, tan importante como las dos anteriores: la dimensiòn afectiva, que involucra el asumir los sujetos como individuos sentí-pensantes-actuantes. Por lo que abordar desde una perspectiva critica el papel de la afectividad y sus implicaciones en el íntimo mundo de la praxis pedagógica debe ser considerada por todos y cada uno de los que se atrevan a involucrarse en este mundo de enseñar, punto de partida para comprender las relaciones que se entretejen en el aula de clase, y las situaciones que componen el currículo oculto, donde relaciones de poder, de hastío y hasta de quereres se entrelazan y se complementan para hacer parte de un proceso realmente integral del sujeto. La cuestión sería entonces: Hasta qué punto la dimensión afectiva de la relación del maestro con su saber y propiamente con sus alumnos, enriquece o entorpece el quehacer cotidiano?
En su capítulo El saber pedagógico y la pedagogìa,Carlos E. Vasco, afirma: Aunque las relaciones entre el maestro y sus alumnos estén mediadas fundamentalmente por el saber, no por eso excluyen los aspectos afectivos de la relación entre personas. La calidad y las formas de interacción con el saber y en torno a él se ven afectadas por la disposición de la relación entre el maestro y sus alumnos y de los alumnos entre sí.
Lo que nos lleva a concluir que el grado de acercamiento o de relación afectiva maestro –alumno determina en el ámbito cognitivo el nivel de adquisición de un conocimiento propio de las disciplinas del saber que se hacen evidentes en el salón de clase. No podemos pensar en esperar resultados positivos dentro de los saberes disciplinarios si en nuestro currículo oculto los lazos afectivos entre docente-saber – alumno no se encuentran fundamentados o no son de óptima calidad.
Por otro lado, de acuerdo con Oliveira, Rodríguez y Touriñán (2006), La afectividad designa una fenomenología tanto personal o endógena como relacional o exógena. Para estos autores, la cognición y el afecto son esferas interactivas, ya que el ser humano no admite interpretaciones sectoriales, sino que todas las funciones internas generan un proceso evolutivo integrado, equilibrado e interfuncional (sensorio-perceptual, memoria, pensamiento, lenguaje, cognición, afecto, etcétera.). Una tonalidad afectiva estable entre emociones y sentimientos genera unidad en las personas, promueve su integración como seres humanos. Los autores señalan que el vínculo afectivo es una necesidad primaria significativa que constituye la base para crear los lazos entre el individuo y su grupo social de referencia, y que sólo puede ser satisfecho dentro de la sociedad.
Por lo anterior, debemos entonces considerar las diferentes variables que convergen en el diario trabajo docente, tomando en cuenta que el universo del aula de clase es eso, un universo, en el que todos y cada uno de los elementos que confluyen en el, son interdependientes y por lo mismo complementarios y necesarios.
Finalmente, los aportes de Olson y Wyett (2000)señalan que: Por cada maestro que promueve relaciones positivas a nivel afectivo con sus alumnos, existen cinco maestros que no cuentan con las competencias para hacerlo. Esto quiere decir que el nivel promedio de los maestros se ubica en la categoría de ineficacia a nivel afectivo, lo cual evidentemente provoca sufrimiento en los alumnos. En contraparte, se ha encontrado que cuando los maestros se encuentran por encima del nivel tres, los estudiantes obtienen puntuaciones altas en medidas de auto-concepto, tienen ganancias a nivel intelectual y puntajes de creatividad, solución de problemas, pruebas estandarizadas de logro, se involucran más en el aprendizaje y presentan menos problemas de disciplina, lo cual impacta tanto la adquisición de habilidades académicas, como personales y sociales.
Lo que nos lleva a pensar, que la dimensión afectiva en el aula de clase debe promoverse desde el sujeto maestro, y que necesariamente debe estar liderada por el docente, directamente encargado de estructurar, o al menos de orientar de manera asertiva este componente o dimensión.
Resulta entonces imprescindible, que el docente se asuma desde una perspectiva mucho más amplia que la que hasta el momento ha venido dando relevancia, no con esto, estamos afirmando la fragmentación de las dimensiones, sino por el contrario la resignificaciòn de las mismas sobre el plano de la integralidad.
Podemos entonces decir de forma inequívoca, que como maestros es relevante el replantearnos los siguientes aspectos:
una buena cabeza y un buen corazón son siempre una combinación formidable.
Esp. TILLI JAEM LOZANO CORTÈS